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CATALUÑA COLAPSA SU SANIDAD PÚBLICA TRAS EXPULSAR A LAS CLÍNICAS PRIVADAS

El 16 de enero de 2016, en su primera intervención pública como nuevo consejero de Salud en Cataluña, el independentista Toni Comín afirmó: "La red pública de hospitales en Cataluña tiene que volver a su esencia. Sólo han de estar ahí operadores hospitalarios sin afán de lucro". A partir de entonces, el consejero de Junts Pel Sí inició una auténtica cruzada contra las empresas sanitarias que colaboran y tienen convenios con el sistema público de Salud. Un año después de poner en marcha ese plan, Comín -y el resto de catalanes- han sufrido las consecuencias de esta decisión. Desde este invierno, debido a la epidemia de la gripe -algo habitual- los hospitales públicos catalanes, sin apenas posibilidad de derivar pacientes a otras clínicas y en mínimos de personal, se han colapsado.

 

La mayoría de centros sanitarios públicos ha sido incapaz de dar cama con agilidad a los pacientes de urgencias que requerían ingreso. Es especialmente grave la situación en el Hospital Vall d'Hebron, en el de Bellvitge o en el Parc Taulí de Sabadell, con pacientes en urgencias más de 24 e incluso 48 horas. El caso del hospital de Sabadell es significativo de esta situación.

 

 

El pasillo, un espacio más


Ante la situación creada, el conseller Comín salió a los medios de comunicación para entre otras justificaciones asegurar que "el pasillo es un espacio asistencial más", justificando el hecho de que muchos enfermos estén en los espacios intermedios de los hospitales más de un día, ya que "en ocasiones, la permanencia en el pasillo responde a la decisión de la enfermera, que quiere tener al paciente a la vista".

 

La sanidad catalana sobrevive con estas paradojas y contradicciones. Y es que mientras el conseller se ha propuesto nacionalizar ahora el segundo hospital QuirónSalud para evitar la construcción de otros centros previstos en Rubí y Cerdanyola, la red hospitalaria catalana aún tiene espacios vacíos. Un ejemplo es el Hospital de Bellvitge, construido en 2008, pero que, según ha denunciado la comunidad de profesionales médicos, tiene entre un 30 y un 40% de sus espacios vacíos y sin uso.

 

 

Una red de convenios


Pero el problema no es puntual. La sanidad catalana sufrió un tijeretazo por parte del Gobierno de Mas de 1.500 millones de euros. El sindicato Médicos de Cataluña denuncia que, entre 2010 y 2016, se han perdido 1.170 camas de agudos en la red pública. Pero si para reflotarlo, el sistema público-privado catalán parecía una fórmula de éxito, el nuevo conseller hizo público desde el inicio su intención de extirpar la actividad privada. Y la huella de las empresas privadas en el sistema sanitario catalán no es menor. Cataluña es la comunidad autónoma con un mayor número de hospitales y camas pertenecientes a compañías privadas dentro de su sistema sanitario.

 

Es decir, la Generalitat depende de estos centros para poder dar cobertura sanitaria a toda su población. Por ese motivo, Cataluña es actualmente la comunidad autónoma que destina más dinero a la partida de conciertos, con un importe cercano a los 2.400 millones de euros, lo que representa aproximadamente el 25,6% de su gasto en salud y se calcula que aproximadamente el 25% de la actividad está concesionada. Pero tanto en centros primarios, sociosanitarios como agudos, las empresas que trabajan temen a un conseller al que acusan de actuar bajo "el dogmatismo, sin mirar por la calidad del servicio".